Los siete días de silencio de Cristina, Máximo Kirchner y de toda la cúpula de La Cámpora después del acto de la vicepresidenta en Chaco y las declaraciones de Alberto Fernández en España, alimentaron la interna oficialista y, como nunca, la expectativa por la reaparición del ex presidente de bloque de diputados del Frente de Todos, en Lanús.
El jefe de La Cámpora tardó apenas 5 minutos en aludir al Presidente, a quien no mencionó. «Nuestro pueblo se conduce obedeciendo. Cuando uno quiere conducir también debe saber obedecer. Y el pueblo manda. Para saber conducir hay que haber sido conducido (…) Lo que me preocupa como peronista, como militante es que la sociedad no se involucre en su destino y cuando los dirigentes pretenden surfear esa ola más que romperla, porque sino la ola se hace más grande», sentenció entre aplausos.
Un rato después fue lapidario. «Los dirigentes que dicen que quieren representar a las mayorías se la tiene que bancar de pecho. ‘No podemos por esto o por lo otro’, dicen. Basta de esa dirigencia, los argentinos no las queremos», advirtió sin necesidad de aclarar a quién se refería.
Kirchner cargó contra la administración de Mauricio Macri y el FMI, cuyos efectos -anticipó- se sentirán en el país mucho tiempo más.
La excusa formal en los papeles, la presentación del Consejo del PJ distritos, no justificaba la presencia de más de 2 militantes en el Club Podestá, si no fuera porque cada vez que el hijo de la vicepresidenta y presidente del PJ bonaerense utiliza esos escenarios es para marcarle la cancha a la Casa Rosada.
«Máximo no defrauda», anticipó un dirigente camporista antes del inicio del acto, sorprendido por la convocatoria. Y, en lo que respecta a los cortocircuitos en el oficialismo, así fue.
El líder de La Cámpora apuntó primero elípticamente contra el ministro de Economía Martín Guzmán, que declaró que era una obviedad el aumento del mínimo no imponible que propuso Sergio Massa.
Luego, fue lapidario. «Escucho en los últimos días que el ministro de Economía dice dos cosas y dice más. Dice que no tiene apoyo político. Tenés el apoyo del FMI y de Kristalina Georgieva, de los movimientos sociales, del Presidente y de Clarín. ¿Qué más querés?«, disparó.
También cuestionó al ministro por sugerir que la interna alimenta el alza de precios. «Descubrí que hay una nueva causa de inflación: el debate político. ¿En serio creen que es por eso y no porque no ponemos el ojo donde tenemos que ponerlo? ¿En los formadores de precios? Nadie pide saltos bruscos ni locura. Lo decimos desde la responsabilidad», agregó entre aplausos.
Kirchner defendió la gestión de Aerolíneas Argentinas y señaló la supuesta connivencia entre los medios y la Ciudad. Sostuvo que Macri sigue siendo el jefe de Horacio Rodríguez Larreta y una oposición «temerosa».
«Este problema lo generó Macri. No lo teníamos», sostuvo a propósito de la deuda. Recordó el «gesto de la ex presidenta a pesar de la intención de voto que tenía» en 2019 y la gestión de la pandemia y la implementación del ATP y el IFE. «Qué les pasa a los empresarios que no para de remarcar los precios», se quejó.
«No tiene que haber declaraciones grandilocuentes como la que escuché en las últimas 24 horas. Hay que estar más tranquilo», sostuvo el hijo de la vicepresidenta en lo que pareció una indirecta más a la verborragia de Fernández durante su estadía en Europa.
Solo mencionó al Presidente por su nombre para agradecerle «en nombre de los trabajadores» haber acelerado el aumento del salario mínimo.
La última vez del jefe de La Cámpora en Lanús, distrito opositor, había sido en septiembre de 2021, en un homenaje a su padre, cuando la interna oficialista ya era indisimulable pero la necesidad de revertir el mazazo de las PASO obligaba a dirigir la artillería discursiva contra Mauricio Macri y el FMI. La unidad no alcanzó para evitar la derrota en las legislativas y en el cristinismo ya se convencieron de que tampoco será suficiente en 2023.
El presidente del PJ de Lanús y ex viceministro de Justicia, Julián Alvarez, fue el encargado de romper el hielo. «Vamos a sacar a los porteños que gobiernan Lanús», sostuvo antes de cargar contra los medios y defendió a la intendenta camporista de Quilmes Mayra Mendoza, investigada por el desvío de fondos públicos. Cargó especialmente contra el Ejecutivo local de JxC Néstor Grindetti.
Máximo Kirchner y el refugio en territorio bonaerense
Desde hace rato que Máximo Kirchner visita la capital provincial con mucha más frecuencia de lo que trasciende. Desde que renunció a la jefatura del bloque del Frente de Todos en la Cámara baja, un movimiento que ejecutó en paralelo a la decisión de apuntalar su rol como presidente del PJ bonaerense, la actividad en el despacho del diputado en el Congreso mermó notablemente.
La Plata es su nueva casa y el Gran Buenos Aires su territorio. Alterna, por ejemplo, entre la gobernación y el Senado bonaerense. El senador Emmanuel González Santalla, de Avellaneda -un camporista muy cercano-, suele ser uno de sus anfitriones.
Hasta que dejó la Legislatura provincial, su amigo Facundo Tignanelli -según trascendió, buscaba refugio en el Ministerio de Justicia que lidera Julio Alak- solía recibirlo.
En el entorno del jefe de La Cámpora le aconsejaron que deje de vivir de prestado, y que para su nueva función de presidente del PJ provincial es fundamental que cuente con un espacio para animar las tertulias de la rosca bonaerense. Una oficina propia para hacer base. Se trata, en definitiva, de una señal de que su desembarco en la Provincia esta vez va en serio.