El golpe, la tristeza, el retiro. La vuelta, el golazo, la alegría. Boca y Corinthians, un clásico que supo ser picante y tuvo a Juan Román Riquelme como protagonista principal. Las dos veces. La primera en la final de la Copa Libertadores 2012 y la otra, en los octavos del 2013. Nunca un rival provocó humores, sensaciones y climas tan extremos. Y desde entonces nunca más se volvieron a ver. Hasta ahora que el sorteo realizado por la Conmebol en Luque los puso a ambos en el Grupo E de la edición 2022.
Cuando salió Corinthians, a este Riquelme seguramente lo invadieron recuerdos de todo tipo. Porque este Román ya no juega más, pero hace más de dos años dejó la comodidad del sillón de su casa para pasar los días en el Centro de Entrenamiento de Ezeiza y manejar los hilos de todo el fútbol del club.